El tiro por la culata
18 de julio
(1937. Primer aniversario de la respuesta (afirmativa) del pueblo español a Franco)
Alba y ocaso, aurora y sol poniente,
fecha mortal y claro alumbramiento,
este día, gran día, inmenso día.
Convulsa, ciega, temerariamente,
en un horror, en un sacudimiento,
alumbra España lo que al fin quería.
Un árbol, las raíces ya carcoma,
que impone verdecer dando a sus ramas
apariencia de flor y nuevos brazos,
descuajando la tierra se desploma,
agrietándola intenta entrar sus llamas,
muriéndose de copa en mil pedazos.
¡Gran día, inmenso día! Los insectos,
los gusanos, las larvas rencorosas,
los infames, los viles, los abyectos,
las pieles de los hombres venenosas,
en una confusión de fuego y pura
sangre y vida preciosas,
siembran la estrella de la luz futura.
Mucho ha caído. ¡Cuántos ríos llevan
por voz impuestas voces apagadas!
¡Cuántas torres al viento no se elevan,
ni se levantan ya para miradas!
Mucho, mucho ha caído.
¡Cuántos y cuántos buenos camaradas!
Mas nada inútilmente se ha perdido.
Sufre el mapa de España, grita, llora,
se descentra del mar y su mejilla,
tanto se decolora
que se pierde de grana en amarilla.
Se retuerce su entraña en tal manera,
que lo que va a parir ya está en la aurora:
18 de julio. Nueva Era.
RAFAEL ALBERTI
(1937. Primer aniversario de la respuesta (afirmativa) del pueblo español a Franco)
Alba y ocaso, aurora y sol poniente,
fecha mortal y claro alumbramiento,
este día, gran día, inmenso día.
Convulsa, ciega, temerariamente,
en un horror, en un sacudimiento,
alumbra España lo que al fin quería.
Un árbol, las raíces ya carcoma,
que impone verdecer dando a sus ramas
apariencia de flor y nuevos brazos,
descuajando la tierra se desploma,
agrietándola intenta entrar sus llamas,
muriéndose de copa en mil pedazos.
¡Gran día, inmenso día! Los insectos,
los gusanos, las larvas rencorosas,
los infames, los viles, los abyectos,
las pieles de los hombres venenosas,
en una confusión de fuego y pura
sangre y vida preciosas,
siembran la estrella de la luz futura.
Mucho ha caído. ¡Cuántos ríos llevan
por voz impuestas voces apagadas!
¡Cuántas torres al viento no se elevan,
ni se levantan ya para miradas!
Mucho, mucho ha caído.
¡Cuántos y cuántos buenos camaradas!
Mas nada inútilmente se ha perdido.
Sufre el mapa de España, grita, llora,
se descentra del mar y su mejilla,
tanto se decolora
que se pierde de grana en amarilla.
Se retuerce su entraña en tal manera,
que lo que va a parir ya está en la aurora:
18 de julio. Nueva Era.
RAFAEL ALBERTI
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