La Cartuja de Jerez en la Feria de Sevilla
Mi dilecta amiga y colega, la Excma. Sra. doña Enriqueta Vila tiene la gentileza de obsequiarme con un ejemplar del facsímil de la revista La Feria de Sevilla 1946-1949, que fundó y dirigió su progenitor, don Enrique Vila, uno de los grandes periodistas de la Sevilla de su tiempo. Los cuatro números correspondientes a esos años, que son los que se recogen en esa publicación con el sello de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, fueron presentados en el museo de horrores o sala del crimen - léase exposición de carteles anticonvencionales - de esa regia institución. Es un tesoro, y en él están todas las grandes firmas de una época inolvidable. Esas firmas no se limitaban a Sevilla - ya en el primer número hay un trabajo de don Eugenio d'Ors - ni a los consagrados, y eso me proporciona la grata sorpresa de esta página dedicada a la Cartuja de Jerez, de un joven poeta jerezano: Juan Valencia. Juan Valencia pertenecía a la misma promoción que José Luis Acquaroni y José Manuel Caballero Bonald cuyos nombres ya sonaban y tenían para los que éramos más jóvenes ese prestigio que confieren la lejanía y unos años más de edad. De todos ellos era Juan Valencia el primero en publicar libro de versos, Relox de primavera, libro que él ya repudiaba pero que los demás le envidiábamos por el gusto con que estaba editado sobre todo. Todos ellos estaban además envueltos en un halo luciferino de aventura y anticonvencionalismo. Juan estaba emparentado con Pilar Paz y tenía un hermano, Antonio, con fama de buen cantador de flamenco. En Cambridge conocí a un chico llamado Bill Affleck, que me mostró unos poemas algo decadentes escritos en español y muy influidos por Aleixandre; uno de ellos estaba dedicado a Juan Valencia. Juan Valencia se había casado por entonces con la menor de las hermanas Formica Corsi, Margarita, que ya había tenido una turbulenta experiencia matrimonial con un hijo del arquitecto don Juan Talavera, y ambos vivían en Málaga, donde él colaboró bastante en la revista Caracola. Yo no lo conocí hasta poco antes de su muerte, ya a mediados de los 80, en Córdoba, a donde habíamos acudido a homenajear a Pablo García Baena.
Es la primera vez que oigo mentar en Internet la revista CARACOLA. Recuerdo que mi abuelo Joaquín le pasó a su director José Luis Estrada unos engendros míos presuntamente inspirados en Antonio Machado (más concretamente, en lo oído en el lp de Serrat). Me mandó una carta muy alentadora pero, obviamente, no creo que publicase aquello.
ResponderEliminarYa que he evocado no hace mucho en otro comentario a Rafael Gª Serrano, también me viene a la memoria que en esos primerísimos 70 le mandé algún engendro mío más, con la esperanza absolutamente disparatada de que me enchufase en el festival de Benidorm (él dirigía la revista 7 FECHAS -la primera publicación española junto a SABADO GRAFICO donde abundaban las señoritas en bikini-) y de que me presentase a su hija Araceli (por entonces cantando zarzuelas pop en el grupo LA COMPAÑIA), de la que era ardoroso fan. Don Rafael había sido medio novio de mi tía Carmela, hermana del abuelo ya mencionado, y, con cierto prurito chantajista emocional, no olvidé de señalar mi parentesco. También me respondió con una carta encantadora y dándome recuerdos para mi tía. Horas más tarde de leer la carta, mi madre buscó en los estantes familiares y me puso entre las manos LOS OJOS PERDIDOS, mi inicio en Gª Serrano. La novela me emocionó profundamente y me pareció que en ella latía un peliculón (no la fallida adaptación que dirigió el propio escritor y donde, a mi juicio, sólo se salva Manolo Zarzo -que siempre se salva, haga lo que haga, por su tremenda naturalidad y entraña castiza-).
Buff, qué comentario me ha salido más "Cebolleta"...
Esta señora fue concejal del Ayuntamiento de Sevilla por el Partido Andalucista.
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