Marta y el aborto
Escribe Luis Suárez Ávila y sale el sábado 27 de marzo en el Diario de Cádiz:
¡Todos somos Marta!
“Españolito que vienes/ al mundo, te guarde Dios;/ una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón”. Esto lo dijo el bueno de Antonio Machado. Y a cualquier españolito que haya tenido la suerte de poder nacer, si es que nace, le ha de helar el corazón la media España neonazi encubierta que usa, en vano, los conceptos de libertad, democracia, progreso... como quien se parapeta en ellos para cometer fechorías. Zafios, vanidosos, supuestos, mentirosos y hasta cómplices de asesinatos son los que, al amparo de mayorías, tienden cortinas de humo para tapar la realidad tangible y nos llevan a un precipicio y hasta nos arrojan por él. Han creado una nueva estirpe de jóvenes, hoy con edades de padrear, sin principios, para los que la vida humana vale muy poco, nada. Son los Migueles, de los que hay muchos, que, por desgracia, acaban con las vidas de Martas, o Mariluces...; que se cachondean de la policía, de la Justicia y de la sociedad. Han creado esos monstruos.
La verdad es que para esa media España la vida vale muy poco. Y ese desprecio por la vida humana, lo han disfrazado con siglas : I.V.E. Las siglas son tapaderas. Ya lo presagiaba Dámaso Alonso en su “En este siglo de siglas”. Pero es que ahora las siglas son el eufemismo para nombrar los asesinatos de seres aún más indefensos que la propia Marta. La manipulación genética, para obtener seres humanos ”a la carta”, no es distinta de la hitleriana eliminación de todo el que no fuera de la raza aria. Y los abortos provocados, que terminan en carne picada, triturada, para disimular la vida, no son distintos de las ejecuciones en cámaras de gas o los hornos crematorios de los nazis.
Lo progresista es defender la vida, pero la vida de todos. Proteger a las madres, a los niños, a las familias... ¿Por qué no se hace la foto Rubalcaba, en una visita inesperada a una madre con las angustias de un embarazo no deseado y le aconseja cuerdamente? Muy sencillo: porque es políticamente incorrecto para él. Se nos está instalando la incultura de la muerte, pero de la muerte impune de otros, no de la propia. Ellos tienen apego a la vida, a la buena vida, y al sillón, a costa de lo que sea. Por eso, yo mañana 29, a las 12, estaré en la Plaza del Polvorista de El Puerto y me llevaré mi ideal pancarta, con las fotografías de uno, diez, mil, diez mil fetos humanos que gritarán: “¡Asesinos! ¡Todos somos Marta! ¡Buscadnos en los vertederos!”
¡Todos somos Marta!
“Españolito que vienes/ al mundo, te guarde Dios;/ una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón”. Esto lo dijo el bueno de Antonio Machado. Y a cualquier españolito que haya tenido la suerte de poder nacer, si es que nace, le ha de helar el corazón la media España neonazi encubierta que usa, en vano, los conceptos de libertad, democracia, progreso... como quien se parapeta en ellos para cometer fechorías. Zafios, vanidosos, supuestos, mentirosos y hasta cómplices de asesinatos son los que, al amparo de mayorías, tienden cortinas de humo para tapar la realidad tangible y nos llevan a un precipicio y hasta nos arrojan por él. Han creado una nueva estirpe de jóvenes, hoy con edades de padrear, sin principios, para los que la vida humana vale muy poco, nada. Son los Migueles, de los que hay muchos, que, por desgracia, acaban con las vidas de Martas, o Mariluces...; que se cachondean de la policía, de la Justicia y de la sociedad. Han creado esos monstruos.
La verdad es que para esa media España la vida vale muy poco. Y ese desprecio por la vida humana, lo han disfrazado con siglas : I.V.E. Las siglas son tapaderas. Ya lo presagiaba Dámaso Alonso en su “En este siglo de siglas”. Pero es que ahora las siglas son el eufemismo para nombrar los asesinatos de seres aún más indefensos que la propia Marta. La manipulación genética, para obtener seres humanos ”a la carta”, no es distinta de la hitleriana eliminación de todo el que no fuera de la raza aria. Y los abortos provocados, que terminan en carne picada, triturada, para disimular la vida, no son distintos de las ejecuciones en cámaras de gas o los hornos crematorios de los nazis.
Lo progresista es defender la vida, pero la vida de todos. Proteger a las madres, a los niños, a las familias... ¿Por qué no se hace la foto Rubalcaba, en una visita inesperada a una madre con las angustias de un embarazo no deseado y le aconseja cuerdamente? Muy sencillo: porque es políticamente incorrecto para él. Se nos está instalando la incultura de la muerte, pero de la muerte impune de otros, no de la propia. Ellos tienen apego a la vida, a la buena vida, y al sillón, a costa de lo que sea. Por eso, yo mañana 29, a las 12, estaré en la Plaza del Polvorista de El Puerto y me llevaré mi ideal pancarta, con las fotografías de uno, diez, mil, diez mil fetos humanos que gritarán: “¡Asesinos! ¡Todos somos Marta! ¡Buscadnos en los vertederos!”
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