Crónica anacrónica



                                                                 
                                                                         
                                              30. La segunda oportunidad
    Llevamos ya un cuarto de siglo en que no está bien visto hablar de España en España y en que todo español que se respete intelectualmente considera que ser español es una vergüenza. El la, como decimos en Italia, lo dio la casta intelectual, con Cela y otros pícaros del fondo de reptiles, cuando anunciaron su propósito, afortunadamente incumplido, de hacer una comedia musical titulada El ciento y la madre patria y todo lo demás.  La Antiespaña que todos los españoles, sin distinción de derechas e izquierdas, llevamos dentro, reventó como una represión más del “régimen anterior”, y poco a poco se fue afirmando la incompatibilidad entre ser patriota y ser demócrata. Esta incompatibilidad hizo crisis en una tenebrosa noche de febrero de 1981 y fue Su Majestad en persona quien zanjó la cuestión y salvó la democracia.
    Parece ser que la principal finalidad de aquella extraña conspiración, al menos en su nunca aclarada “trama civil”, fue el “golpe de timón” que pedía el anciano Tarradellas, más patriota que demócrata, para evitar situaciones como las que no tardarían en plantearse en ciertas regiones españolas. Las oligarquías de esas regiones han tenido un cuarto de siglo para acreditar su perversa idea de lo español. A ver si ahora Su Majestad es capaz de salvar a la patria como antaño salvó a la democracia.

Comentarios

Entradas populares