Dos jóvenes poetas sevillanos






Dos sevillanos
Cuando no me hallo en las manos versos propios, busco a los poetas que saben pronunciármelo casi todo con los suyos
ANTONIO GARCÍA BARBEITO
Día 05/07/2011 - 22.21h
Es una verdad en alejandrino: en verano, me alquilan el alma los poetas. Incluso algunos de los que ya me la alquilan todo el año, como es el caso. Y cuando no me hallo en las manos versos propios, busco a los poetas que saben pronunciármelo casi todo con los suyos. Tengo ahora dos libros a los que voy, en los que me meto, sobre los que me echo. Si por un lado le agradezco a la Colección Literaria de Cajasol la antología que con «La tristeza de volver» firma Joaquín Caro Romero, nunca le agradeceré bastante a mi querido y admirado poeta y editor Javier Sánchez Menéndez todo el tiempo que ha metido, desde su Isla de Siltolá, en ese «Reloj de arena» de Aquilino Duque. Da gloria leer a un Caro Romero apenas veinteañero, «Te huelo y no te encuentro en tu vestido. / Viento de decepción, carne de ausencia», y los pocos más de veinte de Aquilino, «A mí me están consumiendo / como veintidós carbones / veintidós años que tengo». ¿Quién no sigue?
A veces los leo juntos, digo un poema de uno y otro poema del otro. Y me voy con ese Caro Romero siempre sensual, sugerente, con los carbones de su edad quemándole también, como a Aquilino. El fetichismo poético de Caro Romero ha sido nuestro alguna vez, y quizá siga siéndolo: «…Si abriese el ropero, haría / sacrilegio con tus prendas…» Porque «…cuando tú no estás, estoy / sacudiéndome la niebla / de un sueño que nunca duerme, / pero tampoco despierta». No tuvo que cumplir los treinta Aquilino para enviarnos desde Stratford-Upon-Avon un telegrama de la primavera en endecasílabos: «Para llegar a hoy, a estos lugares, / a este sol de las seis, a estos jardines, / ha habido que amar mucho a los jazmines / y hasta la muerte oler los azahares…» Dos sevillanos nunca suficientemente leídos, siempre dejándonos su mejor cosecha, tan a la mano. Uno y otro hablan de un mismo tiempo; belleza de Aquilino hablando de «El último viaje de Antonio Machado»: «…Así sabrás quién iba entre tanto fugitivo, / y si amas a España, y si buscas su gloria, / pide para tus sienes no el laurel: el olivo. / Ven a hablarnos de paz, pero no de victoria.» Y Joaquín, «…Pero en la lista de horrores / lo que no dicen los libros / es que antes de amanecer, / cuando la sangre iba al río, / a la Virgen salvadora de Gonzalo y de Francisco, / desde la vieja muralla / la despertaban los tiros». Y el amor. Aquilino: «Duermo dentro de ti porque quisiera, / más que soñarte a ti, soñar tu sueño». Y Joaquín: «…Te planto / donde falta un poema, donde faltas / tú, donde faltas tú, donde yo falto». ¿Quién no les alquila el alma?
gbarbeito@telefonica.net
La tribu El blog de Antonio García Barbeito en ABC de Sevilla

Comentarios

  1. Aprovechando su generosidad don Aquilino quisiera reivindicar desde su página a un gran poeta sevillano: Juan Sierra, a continuación un fragmento de un poema suyo:

    Aquí estoy al borde del final
    ya falta poco para que termine
    esta lucha admirativa por la frescura del mundo
    esa ráfaga olorosa que iluminaba aquellas noches primaverales de la juventud
    ese breve saludo que se cruza entre dos desconocidos
    mientras regresan a su barrio después de la jornada
    esta inmensa obligación de permanecer en la vida
    esa palabra del hombre que juega suelta en el aire de la Creación..

    Un saludo

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  2. Juan Sierra fue gran amigo y aún vivía cuando leí versos suyos en El Alcázar con ocasión del Homenaje a Cernuda.

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