Ite, Missa est

Ite, Missa est

Los católicos cultos ya tienen un motivo más para serlo con las misas en la Capilla del Pópulo en latín. Porque, la verdad, el latín ya lo saben pocos curas --muy pocos--, y casi nadie más. Antes las beatas sabían latín por aproximación y decían una sarta de disparates morrocotudos. No había más que esperar al final del “Salve, Regina...” para comprobarlo. En lugar de “O dulcis, Virgo María”, decían “Oh, dulcísima María”, por ejemplo. Se ha hecho un clásico citable lo de la señora que entonaba el “Tantum ergo...” así: “Santo negro, sacramento, veneremos a Luis, los antiguos documentos no se deben destruir...”, en lugar de “Tantum ergo, Sacramentum, veneremur cernui, et antiquum documentum novo cedat ritui...”. Sin latín nos hubiéramos quedado sin la malagueña de Enrique El Mellizo, que fue monaguillo en San Lorenzo. Amós Rodríguez Rey mantenía que El Mellizo se inspiró en el prefacio gregoriano. Eso decía Amós, haciendo con la voz un remedo de guitarra, y lo demostraba: “Veere diiignum et iuuustum est, (tarán tarán, taratatrán), aequuuuum et salutareee, (tarán tarán, tarartatrán)...” La Iglesia es católica, esto es universal, y tiene su lengua, que es el latín, para entendernos todos. El latín, es, a lo que parece, como dijo aquel, la lengua que mejor entienden Dios, la Virgen y los Santos. Por eso es saludable rezar en latín. Me viene a la memoria aquel humilde sacerdote, de misa y olla, que cita Gonzalo de Berceo, que servía de mofa porque solamente sabía decir la misa de “Salve, Sancta Parens...” a quien la Virgen favoreció por ello. Esta iniciativa de la Asociación “Una Voce Cádiz” es particularmente interesante para quienes estudiamos el bachillerato del Plan 1953 que tradujimos a Cicerón, a Tito Livio, a César, a Virgilio... y nos edificamos con el rito romano de la misa de San Pío V, puesto al día por Juan XXIII. A la misa de Don José Carlos Muñoz no le ha faltado ni perejil. Ha salido de la sacristía revestido con los ornamentos morados, con el cáliz, su velo y la bolsa de los corporales en las manos y tocado con el bonete, a toque de campanilla. El resto, el ritual romano autorizado por Benedicto XVI. Perfecto. A los actos litúrgicos hay que dotarlos de misterio: “Misterium fidei”. La “rúbrica” de la Misa, que es como el guión de los gestos, los silencios, los cantados, los hablados y los espacios de la liturgia, elevan, edifican, le dan tono de celestial celebración. “El Chozas”, anciano cantaor, para ponderar algo bellísimo, decía: “Mira, es más hermoso que una Misa en el Cielo”. Pues eso me ha parecido la Misa en la Capilla del Pópulo. “Deo gratias”.

Luis Suárez Ávila

Comentarios

  1. Don Aquilino (y demas amigos blogeros), una pregunta que me urge: ¿Qué diferencias había entre "afecto" y "adherido" al Movimiento Nacional? Buenos días y muchísimas gracias.

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  2. Aquilino, en mis primeros años en el Reino Unido y en una reunión con ingleses, al decir que en nuestro bachillerato se estudiaba latín siete años, me preguntaron si yo lo hablaba correctamente. Les dije que si, pero solo en la Misa.

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