Un niño de Rusia

Hace poco falleció en Ginebra mi viejo amigo Epifanio Ibáñez, uno de los niños que sus padres mandaron a Rusia durante nuestra guerra y que volvió ya adulto para trabajar como traductor en organismos internacionales, donde fuimos compañeros. Reproduzco aquí parte de la semblanza suya trazada en La loca de Chillán.

Episodio había aprovechado su formación soviética para darle la vuelta por completo, y a la vez que abominaba de abstracciones como la humanidad o el homo sapiens, era capaz de sentir estima y afecto por personas concretas y era un amigo leal de sus amigos. Era un misántropo que amaba al prójimo, es decir, al próximo, porque el lejano no existía para él. Yo solía asistir muchos domingos a los oficios en la iglesia ortodoxa rusa de Champel y cuál no sería mi sorpresa al verlo allá. Iba muy serio y concentrado. Nos saludamos de lejos con una inclinación de cabeza. También en lo religioso le había Epifanio dado la vuelta a la formación bolchevique.
¿Qué meditaría Epi en la iglesia rusa? ¿Pediría al Altísimo que le curase la misantropía y el pesimismo? Hubo una época en que le decía a quien le quisiera escuchar que sólo le quedaban cuatro años de vida. Un cuarto de siglo después seguía igual, fumando como una chimenea, royéndose las uñas, echando de comer a los pavos reales del Palacio de las Naciones y pronosticando catástrofes. Un día vi en la televisión o leí en una revista un reportaje sobre la isla de la Palma, la más occidental de las Canarias. Esta isla forma una alta montaña, a lo largo de cuya cresta hay una falla que hará que en una fecha geológicamente remota la isla se parta en dos, provocando un maremoto de tal envergadura en el Atlántico que las aguas cubrirán por completo todas las ciudades del litoral americano, Nueva York y Buenos Aires inclusive. Epi se alegró mucho con la noticia, pero la alegría le disminuyó bastante cuando le dije que eso no ocurriría hasta dentro de millones de años.

Comentarios

  1. La muerte es un maremoto personal e intransferible. Y por lo que cuentas de él, Epi (epicentro esta vez) se habrá alegrado mucho. Seguro que le han recibido con los brazos abiertos.

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  2. Al igual que la iglesia católica busca conversiones en Rusia.La iglesia ortodoxa también busca conversiones en España.Consecuencias de un mundo globalizado.

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  3. La verdad que se nos ha encogido el corazón al enterarnos de esta manera del fallecimiento de Epi. Durante muchos años mi madre fue la asistenta de Epi en San Sebastián (aquel hombre coleccionista de huevos minerales y amante de los animales).El año pasado fue la última vez que pudo hablar con él y hoy sabe que nunca más lo hará. Ha sido una pena.

    Me gustaría ponerme en contacto con usted, saber un poco más.

    Espero no molestarle con esta indiscrección.

    Atentamente,

    Oihana

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  4. Para Oihana. Me puede escribir a blaudonau@telefonica.net y tendré sumo gusto en hablarle de Epi.

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