La Internacional socialista y su mala memoria.


"La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero" (Juan de Mairena)

En 1976 escribía Leonardo Sciascia a propósito de su novelita A ciascuno il suo (A cada uno lo suyo):
"No era la mafia siciliana lo que me interesaba en aquel momento, sino la otra: la nacional, la italiana. El hecho de que el relato se desarrollara en Sicilia no quería decir que aquella situación, que aquellos problemas, fueran unicamente sicilianos. Italia se había por lo demás sicilianizado. Y el relato, en definitiva, era un "ejemplo", una parábola, un apólogo de la sicilianización de Italia. Paradójicamente, el remate del proceso de sicilianización coincidiría con un hecho histórico que en otros países había marcado un cambio bien distinto: el "centro-izquierda", la entrada de los socialistas en el gobierno al cabo de setenta años en la oposición. Como decía el príncipe de Lampedusa: "es preciso que todo cambie para que nada cambie". Y nada ha cambiado, como no sea a peor."
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En 2006 escribe Stanley G. Payne:
"El problema con su Ley de la Memoria Histórica es una cierta tendencia a la falsificación de la Historia. Si el Ejecutivo va a apoyar oficialmente las conmemoraciones a los fusilados, el único modo justo de hacerlo sería incluir a todo el mundo de ambos lados, sin discriminaciones. Debe recordar que es un Gobierno unipartidista de uno de los partidos que perpetraron el máximo número de crímenes durante los años treinta. Tiene tantos esqueletos en su armario que debe proceder en este terreno con el máximo cuidado".

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