Corpus en Sevilla y exaltación al Trono en Madrid

Una vez hubo pasado la procesión del Corpus, que presenciaba desde el balcón de unos amigos en la calle Sierpes (lo primero es lo primero), volví mi atención a la pantalla del ordenador justo cuando daba comienzo el brillante desfile militar ante don Felipe VI (q. D. g. ) y al traslado de las reales personas al Palacio de Oriente en olor de multitudes.  El locutor tuvo la buena idea de intercalar fragmentos del discurso regio ante las Cortes, que yo no había seguido porque no es posible estar repicando y en la procesión. De lo oído pude colegir que fue un impecable discurso de rey constitucional, pero confieso que su final me dejó algo perplejo, pues vino a decir con otras palabras lo que mi amigo leridano Lorenzo Gabarda, niño del exilio, me dijo una vez en Ginebra con amarga ironía: Pongamos fronteras entre nosotros para estar más unidos y hablemos lenguas distintas para entendernos mejor.

Comentarios

  1. Señor Aquilino. Aún no comprendo tanta paradoja humana. No entiendo este mundo, espero que usted sí.

    Saludos.

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