Jornada de reflexión



                                           Patriotismo “antifranquista”
                                                       
  

 Una manifestación por la unidad de España en unos momentos en que el propio Gobierno conspiraba contra ella y que sólo consiguió reunir en la Puerta del Sol a veinte mil personas como mucho, tenía a la fuerza que ser un rotundo fracaso.  De las varias explicaciones que pudo tener ese fracaso yo voy a aventurar la mía, y es que los organizadores, de entrada, excluyeron de ella a los que suelen acudir enarbolando la bandera nacional con los símbolos protoconstitucionales, no preconstitucionales, como dicen los necios, es decir, con el águila de Patmos, el yugo y las flechas y el lema “Una, grande y libre”.   Bueno es que vayan percatándose los ilusos del “patriotismo constitucional” de que a España no hay más que una manera de defenderla y de que el régimen anterior, del que el régimen actual heredó no sólo la jefatura del Estado, sino sus símbolos hasta la llegada del socialismo al poder, tuvo como primordial razón de ser el mantenimiento de esa unidad, la unidad de los hombres y las tierras de España.  Ese régimen, como todo lo humano, tuvo muchos defectos, aunque no tantos como el actual, pero por lo menos tuvo la virtud de no jugarse a los naipes la existencia histórica de la nación, y eso es justamente lo que el régimen actual no le perdona.
   Ahora hay en la clase política, tanto en el partido de la derecha vergonzante como en el propio socialismo, una cierta reacción ante las siniestras maquinaciones del Club de Perpiñán para implantar en la Península lo que yo llamo el régimen del 11 de marzo.  La frustrada manifestación susodicha es una lección que debiera aprovechar el partido de la derecha vergonzante, que debe de saber muy bien que los patriotas que lo votan son partidarios de una España una, grande y libre. Ahora bien, estos patriotas franquistas, llamémoslos por su nombre, no tienen el monopolio del patriotismo.  Existe un patriotismo antifranquista en el partido del Gobierno de entonces, en el partido socialista, pero es un patriotismo  reprimido, un patriotismo que no se atreve a decir su nombre, un patriotismo que cada cual guarda en su armario.  Ahora que está de moda lo de salir del armario, bueno sería que los socialistas de bien sacaran el patriotismo del armario en que lo tienen tan guardado.

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