Los siete sabios de... Ecija

(Tomado de El Alimoche)
Hablar de esperpentos en España es algo que requiere mucho esfuerzo porque, parodiando al autor del Ecclesiastés, podríamos decir que: "Sperpentorum, infinitus est numerus"; pero aquí vamos a hablar únicamente del esperpento por antonomasia de la política española. O sea, del esperpento autonómico que supera a casi todos los esperpentos que hemos estado viviendo desde que llegó esa cosa que algunos bienintencionados denominan "democracia". O sea, "democracia representativa", para ser más concreto, porque la "democracia directa" ya empezó a verse en Atenas que no podía funcionar.
Los llamados "Padres de la Constitución de 1978" fueron siete, que es un número muy especial porque siete son los dias de la semana, siete son los brazos de la "menorah", y siete fueron las plagas de Egipto. Aunque existen muchas dudas sobre si fueron siete o más. Lo que ocurre es que entre los teólogos judios el número siete es simbolo de perfección. El caso es que los siete padres de la Constitución aparecen en esta foto y sus nombres son:
 Gabriel Cisneros, Juan José Perez Llorca y  Miguel Herrero de Miñón, de pié y de izquierda a derecha. Sentados: Miguel Roca Junyent, Manuel Fraga Iribarne, Gregorio Peces Barba y Jordi Solé Tura.
Y no se nos olvide que siete son también las notas musicales: Ut, Re Mi, Fa, Sol, La, Si. cuyo nombre se creó tomando la primera sílaba de cada hemistiquio del himno de San Juan, y hasta no sabemos con seguridad si el que las nombró fué Guido d´Arezzo:
UT quaeant laxis REsonare fibris
MIra gestorum FAmuli tuorum
SOLve polluti, LAbii reatum
Sancte Ioannes.
El caso es que en la Constitución apareció la palabra Autonomía, que es un concepto nunca bien definido, y los padres de la patria se olvidaron de explicar cuales eran los límites que definían esa cosa que llamaban "autonomía". Y como también son siete los pecados capitales, y de eso sabemos mucho los españoles, no podremos olvidar nunca la frase que dijo un hombre que de tonto no tenía nada, y que se llamaba Rodolfo Martin Villa. Este hombre, que a la muerte de Franco llevaba ya diez y siete años sin bajarse del coche oficial para convertirse en  uno de los primeros ministros del Interior de la nueva democracia, se atrevió a pronunciar estas palabras: "Las Autonomías nos arrastrarán". Y nos han arrastrado. Porque es como si nos hubieran caido encima las siete plagas de Egipto.
Aquella lluvia de ranas, aquella invasión de las langostas, los tábanos, la muerte del ganado, la de los primogénitos etcétera, no han sido nada comparable a la lluvia de políticos, de funcionarios, de leyes que prohiben cosas sin ton ni son, y el saqueo de nuestros bolsillos para mantener este esperpento. Y en estos momentos ya se está "repensando" en corregir estas cosas, porque desde Bruselas nos están apretando las clavijas para que acabemos con este esperpento, a ver si empezamos a recortar el número de parados, que es el recorte que más nos interesa a todos.
Pues eso. A ver si "repiensan" menos y empiezan a actuar. Y que dediquen esas subvenciones que han estado dando a los sindicatos a quienes están capacitados para crear empleo.

Comentarios

  1. Bueno, la "democracia directa" griega contenía no pocos ingredientes de lotería, lo cual es tan ajeno a nuestra idiosincrasia.

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  2. Hoy leía por la web que es necesario armonizar las leyes (la denostada LOAPA).

    Don Aquilino hoy me terminé su novela La rueda de fuego y le he escrito una breve reseña que quiero compartir con usted, de lo que me ha parecido:

    http://jlmartinezhens.blogspot.com.es/2012/05/la-rueda-de-fuego-de-aquilino-duque.html

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