Ridruejo desde Roma
A fines de 1974 o comienzos de 1975, viviendo yo en Roma, se me pidió de Madrid una aportación a un homenaje colectivo a Dionisio Ridruejo, que aún vivía. Mandé lo que sigue:
Dionisio Ridruejo, maestro de libertad
Entre las muchas lecciones que he recibido y que aún espero recibir de Dionisio Ridruejo destaca por fuerza la lección de la libertad. En él y por él, en su palabra y en su vida, he aprendido que la libertad es cosa del espíritu y no, como ahora se pregona, de los instintos. Una es la libertad pura y simple; otra es puro y simple libertinaje, y ésta es una distinción que quiero recalcar aun a riesgo de ofrecer un blanco fácil a los papanatas del humor negro. La libertad es cosa de minorías selectas; el libertinaje lo es de minorías abyectas. Un liberal es una persona decente; un libertario o, mejor dicho, un libertino, es parte de la canalla, de esa canalla que con sus excesos provoca y explica tantos liberticidios, y conste que por “canalla” entiendo menos al “pobre desheredado de la cultura”, como dijera Machado, que al gran financiero o al cineasta surrealistoide que no tiene otra ley ni otra moral que la de dar rienda suelta a sus peores instintos.
Un liberal no puede ciertamente contemplar con optimismo los tiempos que corren; tan mala es para la libertad la inflación como la carestía. En los años en que el producto escaseaba en el mercado nacional, sabíamos muchos que se podía encontrar a un precio justo en casa de Dionisio; ahora que el mercado mundial lo inundan toda suerte de sucedáneos y adulteraciones, sepan los que en algo tengan aún la libertad que en casa de Dionisio puede hallarse aún el producto genuino.
Roma, enero de 1975
Ridruejo fue un verdadero caballero,dentro del mundo de la falange.Lo mas importante sus manos. nunca estubieron enturbiada por la sangre de ninguna persona contraria a sus postulados ideologuico,Comparado con la mediocridad de hoy en dia a nivel politico,Su figura se engrandece.un saludo
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