El último refugio del patriotismo
Escribe Enrique García-Máiquez en Diario de Sevilla
ANTES ROJA QUE ROTA
A nuestra selección la llaman “La Roja”. La expresión tiene quizá tintes políticos, como se maliciaba el lunes el profesor Sánchez Saus. También hay quien ha percibido resonancias nostálgico-soviéticas en esa delectación con la que los locutores de Cuatro hablan de la “plaza roja” para referirse a la de Colón de Madrid de toda la vida, lugar de encuentro de los aficionados. Ahora nos enfrentamos a Rusia, donde están más interesados, con sentido común, en reconvertir su Plaza Roja (la de pata negra) en una plaza blanca.
No me quejo de ese guiño retórico al rojerío si consigue que todos los españoles nos sintamos unidos. Como José Calvo Sotelo (“Antes una España roja que una España rota”), yo prefiero una afición y un color, aunque sea el rojo, antes que el desafecto de las dos Españas o, para ser exactos, del de la Antiespaña. Si luego lo de “La Roja” nos parece sesgado, llamemos a la selección también “La Gualda”: a fin de cuentas, la segunda equipación es amarilla. De hecho, para la semifinal me pondré una camiseta amarilla. Si lo hiciéramos muchos, en la celebración de los goles, cuando nos abrazásemos, haríamos una ola rojigualda preciosa y necesaria. No caerá esa breva porque, mientras que media España está encantada con eso de “La Roja”, el PP está centrado en ser lo más incoloro, inodoro e insípido posible.
Habrá quien piense que los españoles deberíamos dedicar nuestro fervor a la poesía de San Juan de la Cruz y a la Escuela de Salamanca. Ojalá. Pero los pueblos somos así, y tampoco vamos a hacerle ascos a esta pasión compartida, que es la que tenemos. Además, el fútbol es el catalizador de un sentimiento hondo, fundado en la historia y en la cultura, muy reprimido de unos decenios a esta parte, y que sale a la luz por donde le dejan.
La pena del fútbol es que, antes o después, toca perder. Mañana será o Rusia o nosotros. El deporte no logra la unanimidad de los ritos, por desgracia. En una corrida de toros, cuando cuaja, es la plaza entera la que se convierte en un solo olé redondo. Al oé del fútbol le falta siempre algo, como experimentan en carne propia los perdedores. “El toro nunca triunfa”, terciará alguno. El toro, aunque sacrificado, triunfa a su modo, y por eso mismo es el tótem de nuestra nación, nada menos. Lo estamos viendo en las gradas de Austria.
Con sus limitaciones, aunque no vaya a ser el bálsamo de Fierabrás de los males de aquí y aunque la llamen “La Roja”, estamos con la selección. A mí más aún que las carreras de los jugadores, me emociona la tensa expectación de todos los españoles, la ilusión y el riesgo compartido. ¡La Roja, ay, oé!
http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/164639/antes/roja/rota.html
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ANTES ROJA QUE ROTA
A nuestra selección la llaman “La Roja”. La expresión tiene quizá tintes políticos, como se maliciaba el lunes el profesor Sánchez Saus. También hay quien ha percibido resonancias nostálgico-soviéticas en esa delectación con la que los locutores de Cuatro hablan de la “plaza roja” para referirse a la de Colón de Madrid de toda la vida, lugar de encuentro de los aficionados. Ahora nos enfrentamos a Rusia, donde están más interesados, con sentido común, en reconvertir su Plaza Roja (la de pata negra) en una plaza blanca.
No me quejo de ese guiño retórico al rojerío si consigue que todos los españoles nos sintamos unidos. Como José Calvo Sotelo (“Antes una España roja que una España rota”), yo prefiero una afición y un color, aunque sea el rojo, antes que el desafecto de las dos Españas o, para ser exactos, del de la Antiespaña. Si luego lo de “La Roja” nos parece sesgado, llamemos a la selección también “La Gualda”: a fin de cuentas, la segunda equipación es amarilla. De hecho, para la semifinal me pondré una camiseta amarilla. Si lo hiciéramos muchos, en la celebración de los goles, cuando nos abrazásemos, haríamos una ola rojigualda preciosa y necesaria. No caerá esa breva porque, mientras que media España está encantada con eso de “La Roja”, el PP está centrado en ser lo más incoloro, inodoro e insípido posible.
Habrá quien piense que los españoles deberíamos dedicar nuestro fervor a la poesía de San Juan de la Cruz y a la Escuela de Salamanca. Ojalá. Pero los pueblos somos así, y tampoco vamos a hacerle ascos a esta pasión compartida, que es la que tenemos. Además, el fútbol es el catalizador de un sentimiento hondo, fundado en la historia y en la cultura, muy reprimido de unos decenios a esta parte, y que sale a la luz por donde le dejan.
La pena del fútbol es que, antes o después, toca perder. Mañana será o Rusia o nosotros. El deporte no logra la unanimidad de los ritos, por desgracia. En una corrida de toros, cuando cuaja, es la plaza entera la que se convierte en un solo olé redondo. Al oé del fútbol le falta siempre algo, como experimentan en carne propia los perdedores. “El toro nunca triunfa”, terciará alguno. El toro, aunque sacrificado, triunfa a su modo, y por eso mismo es el tótem de nuestra nación, nada menos. Lo estamos viendo en las gradas de Austria.
Con sus limitaciones, aunque no vaya a ser el bálsamo de Fierabrás de los males de aquí y aunque la llamen “La Roja”, estamos con la selección. A mí más aún que las carreras de los jugadores, me emociona la tensa expectación de todos los españoles, la ilusión y el riesgo compartido. ¡La Roja, ay, oé!
http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/164639/antes/roja/rota.html
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roja es el color de la sangre por lo que puede servir para muchas connotaciones.De todas formas el patriotismo que quieren los ciudadanos es la de los trabajadores que todos los dias van a sudar la camiseta por su familia y su nación.Y el patriotismo de que le arreglen de una vez esta grave crisis económica.
ResponderEliminarEl PP como dijo alguien quiere ser una copia del PSOE,para eso mejor como en todo el original a la copia.Y si no hay otras opciones,incluso un partido de izquierdas cristiano que defiende propuestas de acuerdo a lo que defiende la Iglesia que el pp no apoya.
ResponderEliminarSi hay una cosa que une a los estadounidenses por encima de partidos y religiones es su amor por su patria y su bandera.Eso es lo que esta ocurriendo en España en estos días,por lo que no hay peligro de ruptura pues el pueblo no lo quiere, lo que quiere es politicos que resuelvan las situaciones de crisis como la que atravesamos ahora.
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