Himno

Himno

Estamos en época de vacas flacas para el patriotismo. La progresía es vergonzante de la historia –que se la inventa—, y de las glorias—, que se las calla porque no son propias. Los peores periodos de todas las historias, de todos los paises, han sido producto de las izquierdas. Las izquierdas son tendenciosas, sectarias, intolerantes, fanáticas e intransigentes hasta para lo más nimio. Por eso no es el momento de redactar, ni componer ningún himno nacional de España. Precisamente porque no se está en vena, ni la inspiración acompaña.
La poesía no tiene un momento. En cualquier momento puede aflorar. Pero necesita, como los presupuestos, una “Ley de acompañamiento”. Y el momento no la acompaña.
Durante la dominación del partido del G.A.L., de los Ministros y Directores Generales encarcelados—que no han devuelto una chica-- ; durante el gobierno de quienes han pactado con la E.T.A., que han pedido árnica, porque los tiene cogidos por los huevos; durante el gobierno que solamente tiene como modelos a Chavez, a Castro y a Evo Morales, no se le pueden pedir peras al olmo. Conviene una “vacatio himni”, que bastante tiempo llevamos con música sin letra, y bastantes letras fallidas y protestadas se han hecho e intentado, para que ahora nos vengan con prisas.
Un himno debe ser el reflejo de muchos sentimientos que afloran cuando se está limpio de corazón y se ama lo que se canta. Y, sobre todo, cuando se cree en lo que se canta.
Ni ”La Marsellesa”, ni “Dios salve a la Reina”, por ejemplo, se compusieron en momentos de vacas flacas. Ni tan siquiera el “Himno de Riego”. Todo surge de la necesidad de recobrar y exaltar la dignidad de un pueblo. Y, por ahora, lo que este pueblo tiene que recobrar es el dinero que se llevaron Vera, Luis Roldán, los maletines que circularon y circulan por Ayuntamientos y Autonomías, las comisiones de Roca y repartidas por Roca y todos los Rocas que hay repartidos por ahí.
Mientras haya gente que se queda sentada al paso de una bandera; mientras haya quienes enarbolen banderas anticonstitucionales –roja, gualda y morada—; mientras cueste trabajo pronunciar la palabra “España”, no se está en momento de componer un himno. Ni tan siquiera un buen pasodoble para una chirigota.

Luis Suárez Ávila

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