La conversión de Jünger

Jünger y el catolicismo
16-06-1999
Según se ha hecho público recientemente, el escritor alemán Ernst Jünger (1895-1998) se convirtió al catolicismo poco antes de morir. Un artículo de Heimo Schwilk y Uwe Wolff (Welt am Sonntag, 28-III-99) explica los motivos de su conversión.
Jünger -recuerdan los autores- se alejó del cristianismo a los 13 años debido al influjo de los escritos de Darwin. Más tarde trató de vivir un ateísmo total -"nihilismo heroico" lo llamaba él-, que caracterizó algunas de sus obras, como Der Arbeiter (El trabajador) (1932). "Jünger superó ese nihilismo instrumental a los treinta y tantos años. Debido a las tensiones de la II Guerra Mundial lee dos veces la Biblia. 'Mi interés teológico pasa por el conocimiento. Debo probar la existencia de Dios para poder creer en él. Para volver a él he de recorrer vuelta atrás el mismo camino por el que lo perdí'. (...)
"Mostró siempre respeto por lo religioso aunque guardara distancias con las Iglesias. Sin embargo, según muestran sus diarios, en los últimos años de su vida buscó una puerta de entrada en la catedral del catolicismo. La lectura de las obras del escritor católico Léon Bloy (1846-1917), vista con los ojos del presente, fue seguramente una preparación para el acto final de la conversión. A Jünger le fascinaban sobremanera sus cruzadas contra la tibieza religiosa y su deseo total de salvación".
Jünger hablaba regularmente con Mons. Kubovec, un prelado checo perseguido en su país por motivos políticos que residía en una localidad cercana a Wilflingen. Kubovec estudiaba la historia del Camino de Santiago y regaló a Jünger una bendición papal con motivo de su 95 cumpleaños. "La existencia de un Dios personal ocupaba en sus conversaciones un lugar central. Según el monseñor, 'cantar una vez es mejor que rezar tres'. Esto le gustó mucho a Jünger, ya que, desde su niñez más temprana, siempre conservó en su memoria el recuerdo del canto litúrgico como símbolo confiado del trato personal con Dios". (...)
La Universidad de Tubinga, uno de los más importantes centros intelectuales del protestantismo, se encontraba muy cerca de Wilflingen. Jünger, sin embargo, jamás buscó el contacto con catedráticos o pastores de su misma confesión. En su obra criticó repetidas veces la pérdida de autoridad teológica de la Iglesia luterana y la secularización de los pastores protestantes. "Ya no son símbolo de la presencia de Dios, sino sólo dirigentes de una comunidad humana. Jünger no se encontraba a gusto en el protestantismo de la postguerra (...), cuando la Iglesia luterana empezó a contemplar su misión desde un punto de vista meramente social y secular. (...) Su sentido teológico estuvo siempre unido al misterio del sacrificio y de la conversión". La postura de la Iglesia luterana frente al nacionalsocialismo y al comunismo de la RDA provocó su separación total del protestantismo.
Al contrario de sus correligionarios luteranos, los sacerdotes católicos aparecen bien representados en la obra de Jünger. "El sacerdote ha de ser el acompañante en la peregrinación al más allá. Es el responsable de las 'últimas cosas' (escatología) y compañero del moribundo rumbo a la purificación de los pecados, que separan al hombre de Dios y de la verdad de la propia vida. (...)
"Mons. Kubovec simplemente abrió la puerta. Después de su muerte fue el párroco de Wilflingen, Roland Niebel, el último acompañante en el largo camino hacia la conversión. Niebel había notado ya desde mucho antes que Jünger, a través de su participación activa en la vida social del municipio, buscaba la cercanía a la Iglesia católica. (...) Pronto vuelve a ocupar la cuestión divina el centro de la conversación (...) y empieza a tomar parte en la liturgia y en la vida parroquial. 'Nuestro párroco Roland Niebel ayuda a conservar la armonía del lugar', escribe en su diario. (...)
"El sacerdote está obligado a guardar silencio. La viuda de Jünger, Liselotte, de 81 años, tampoco quiere confiar cuál fue el secreto que le movió al cambio de confesión. (...) La creación fue [para Jünger] un tema central. El escritor buscó en varias religiones y encontró huellas de trascendencia en casi todas (...). La conversión es para Niebel el resultado de un largo proceso de maduración espiritual. Según él, Jünger llevó a cabo su conversión 'de una manera totalmente consciente y por convencimiento e iniciativa propia'. (...) El acto de la conversión tuvo lugar, según el párroco, en la Misa de mediodía en el último banco del coro de la Iglesia de Sankt Nepomuk. Allí pronunció Jünger el credo católico".

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