Adiós a Mutis



Tuve gran amistad en Ginebra con una dama chilena, muy distinguida y muy comunista, a quien, por solidaridad “latina”, acompañé a la Sala Patiño a oír al colombiano Álvaro Mutis.  Fue, como se diría en otros tiempos, una velada inolvidable, y Mutis dio una lección de sabiduría, inteligencia y sentido del humor. En el coloquio que siguió, el orador dijo con cómico énfasis que él se negaba a opinar sobre política contemporánea mientras alguien no le explicara de modo convincente las causas de la caída de Constantinopla en manos de los turcos. Esto colmó la paciencia de mi acompañante, cuya desazón iba en aumento, y me dijo que ella se iba y que si yo quería, que me quedara. Naturalmente, me fui con ella y me perdí el resto de las sabrosas réplicas de don Álvaro. (Así empezaba una vieja crónica para explicar mi "descubrimiento" del colombiano Nicolás González Dávila, de quien Mutis fue amigo y valedor, como también lo fue del Nobel García Márquez)

Mutis

El escritor hispanoamericano era un republicano transitorio y un autor civilizado

25.09.2013 | 02:19


Mutis


Hace algo más de diez años me avisó el poeta Aquilino Duque:

-¡Ojo con Mutis, porque va a ser el próximo premio «Cervantes»!

Yo no sabía quién era Mutis o no tenía una idea muy definida de quién pudiera ser, ya que sólo me sonaba Celestino Mutis, quien siendo botánico y habiendo fallecido en 1832, tenía pocas posibilidades de ser agraciado con un galardón literario: aunque cualquiera sabe. De todos modos le pregunté a Aquilino por qué estaba tan seguro y me contestó:

-Porque lleva toda la vida declarándose monárquico, pero acaba de hacer encendidos elogios a la segunda república española.

Y, en efecto, en 2001 recibió el premio «Cervantes» de manos de don Juan Carlos I, rey de quien entonces se decía que presidía una república coronada. Eran otros tiempos y ni los republicanos ni los separatistas andaban tan virulentos como ahora, y gobernaba Aznar, que gracias a Dios no era Rajoy, por lo que tuvieron la oportunidad de recibir el premio «Cervantes» un anticastrista declarado como Cabrera Infante y un monárquico por coquetería como el actualmente difunto Mutis, el cual, viendo que al Milongas de Buenos Aires le había salido muy bien declararse conservador, se proclamó monárquico, pero que suena más distinguido. Hijo de papá diplomático y con aspecto de haber pisado buenas alfombras, por el bigotito y la protocolaria sonrisa recordaba a Carlos Fuentes, aunque por fortuna no le emulaba en desfachatez. Alardeaba de ascendencia española probablemente entroncada con el botánico Mutis, también gaditano y muerto en Bogotá. Estos hispanos son como San Pablo, que recordaba que era súbdito romano cuando le convenía. Mutis formó parte de la última remesa del «boom» (ese movimiento editorial de onomatopeya artillera), por lo que figura en segunda o tercera fila. Hoy lo del «boom» ha quedado más anticuado que la cuaderna vía, pues como en la «madre patria» se acabaron los dineros y Barcelona es una aldea al lado de París, ya no se les perdió nada aquí, salvo a alguna especie tan mediocre como Luis Sepúlveda, enquistado en nuestra verde tierra y sacándole rentabilidad a haber conocido a un sindicalista amazónico.

Posteriormente leí algún libro de Mutis: «Amirbar» y «La última escalada del " Tramp Steamer"», bien escritos si los comparamos con los de Sepúlveda, pero de un cosmopolitismo tal como lo entiende un hispanoamericano, es decir, exagerado y sonrojante. Creó el personaje de Maqroll el Gaviero, que pretende ser mítico y se queda en mímico, y algunos de sus libros tienen títulos muy buenos como «Ilona llega con la lluvia». Titular bien es un arte de mucha categoría.

Acaso en esta necrológica no se diga lo que debe decirse en una necrológica, pero hay cosas de los escritores hispanos en general que deben recordarse. Y disculpan a Mutis su republicanismo transitorio, ya que era un autor civilizado, muy de su tiempo y con buena educación sintáctica.

Comentarios

  1. http://economia.elpais.com/economia/2013/09/28/lacrisis/1380322480_654228.html

    DEP.

    Un saludo

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  2. muy acertados los calificativos. Una gran pérdida

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