La Virgen de los Reyes


Véanse imágenes de la procesión

Además ese día la Virgen de los Reyes hizo un milagro conmigo. Estaba yo solo en casa, pues Sally había ido a Mazagón a acompañar a una vieja amiga durante el fin de semana. Al despertarme a eso de las 7, me dije "¿por qué no voy a la procesión?" Pero para ir a Sevilla y poder meterme en la catedral y situarme bien me tenía que poner un traje oscuro. Con eso, el pelo blanco y la consigna "¿Dónde se sientan las Reales Academias?" pude franquear todas las barreras, aunque a la Virgen ya la había visto en sus andas en la calle entre la muchedumbre. Pues bien, y aquí viene el milagro; dudé entre qué ropa ponerme y por fin opté por un traje que no me ponía desde fines de mayo o comienzos de junio, en una noche de calor en que perdí la billetera con 110 euros y todita mi documentación, tarjeterío inclusive, que hube de renovar. Estaba en un bolsillo de la chaqueta, que a raíz de la pérdida registré en vano, y nadie me quita de la cabeza que Nª Sra. me la puso allí para premiarme por mi decisión de ir a la procesión. ¡Aleluya!

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