Escribe Enrique García-Máiquez
http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/76238/mejor/para/uno.html
MEJOR PARA MÍ
No se me nota, pero debo de haber alcanzado un grado de santidad impresionante. A pesar de que egoístamente el resultado de las elecciones me favorece muchísimo, me fastidia por mis prójimos y prójimas y por la sociedad en su conjunto. No voy a poner a estas alturas cara de pingüino y hacer un análisis aséptico, como si yo fuese un frío politólogo. Ésta es una columna de opinión y he venido opinando que el Gobierno de Zapatero era bastante mejorable. Por lo visto, una mayoría de mis compatriotas no opina igual. Bueno, pues mejor para mí.
No soy un feto de hasta veintitantas semanas ni un obrero de la construcción ni un dulce anciano al que en cualquier momento le puede caer Montes encima. No tengo tiernos hijitos adoctrinables ni vivo en una autonomía en que por hablar el español, que amo tanto, vayan a discriminarme o a multarme. No veo la televisión ni variará mi filosofía por lo que canten Saramago, Sabina o Chikilicuatre. O sea, que no pertenezco a ninguno de los grupos más inermes ante el zapaterismo. Podré resistirlo cuatro años. La España en la que creo, aunque no renuncio a hacerla realidad en la medida de lo posible, tiene más de arquetipo platónico que de sistema político, y por mucha ingeniería constitucional que le arreen, como ella reposa en mi biblioteca y en la historia, se mantendrá inalterable en lo sustancial.
A cambio, me resultará más fácil escribir artículos. En un atisbo de lucidez autocrítica dijo uno: “Contra Franco escribíamos mejor”. No es que Franco fuese la musa Calíope disfrazada de Generalísimo; es que contra el poder siempre se afila el ingenio, y los lectores —que aprecian el valor como en los toros— se emocionan más. Encima, ser un perdedor da un halo de melancolía que queda estupendo en literatura. Si hubiese gobernado el PP, ojo, lo habría criticado por supuesto, porque uno es católico y sentimental, y el PP es centro-reformista, sea eso lo que sea. Pero lo habría criticado —seamos sinceros— algo menos y más solo, pues mi público es, en buena medida, liberal-conservador, como se dice.
Lo que me interesa sobre todo es la batalla estética y moral. El Partido Popular no parecía muy dispuesto a darla (recordemos a Rajoy afirmando que “todo es economía”) ni un montón de españoles se muestra incómodo con el progresismo, esto es, con la batalla ideológica que va ganando Zapatero a favor de una inversión radical del modelo de sociedad. La noche del domingo me acosté triste porque soy muy bondadoso y pensé en el prójimo, pero también esperanzado. Recordé esta frase de Chesterton: “La mejor manera de destruir la utopía es establecerla”.
MEJOR PARA MÍ
No se me nota, pero debo de haber alcanzado un grado de santidad impresionante. A pesar de que egoístamente el resultado de las elecciones me favorece muchísimo, me fastidia por mis prójimos y prójimas y por la sociedad en su conjunto. No voy a poner a estas alturas cara de pingüino y hacer un análisis aséptico, como si yo fuese un frío politólogo. Ésta es una columna de opinión y he venido opinando que el Gobierno de Zapatero era bastante mejorable. Por lo visto, una mayoría de mis compatriotas no opina igual. Bueno, pues mejor para mí.
No soy un feto de hasta veintitantas semanas ni un obrero de la construcción ni un dulce anciano al que en cualquier momento le puede caer Montes encima. No tengo tiernos hijitos adoctrinables ni vivo en una autonomía en que por hablar el español, que amo tanto, vayan a discriminarme o a multarme. No veo la televisión ni variará mi filosofía por lo que canten Saramago, Sabina o Chikilicuatre. O sea, que no pertenezco a ninguno de los grupos más inermes ante el zapaterismo. Podré resistirlo cuatro años. La España en la que creo, aunque no renuncio a hacerla realidad en la medida de lo posible, tiene más de arquetipo platónico que de sistema político, y por mucha ingeniería constitucional que le arreen, como ella reposa en mi biblioteca y en la historia, se mantendrá inalterable en lo sustancial.
A cambio, me resultará más fácil escribir artículos. En un atisbo de lucidez autocrítica dijo uno: “Contra Franco escribíamos mejor”. No es que Franco fuese la musa Calíope disfrazada de Generalísimo; es que contra el poder siempre se afila el ingenio, y los lectores —que aprecian el valor como en los toros— se emocionan más. Encima, ser un perdedor da un halo de melancolía que queda estupendo en literatura. Si hubiese gobernado el PP, ojo, lo habría criticado por supuesto, porque uno es católico y sentimental, y el PP es centro-reformista, sea eso lo que sea. Pero lo habría criticado —seamos sinceros— algo menos y más solo, pues mi público es, en buena medida, liberal-conservador, como se dice.
Lo que me interesa sobre todo es la batalla estética y moral. El Partido Popular no parecía muy dispuesto a darla (recordemos a Rajoy afirmando que “todo es economía”) ni un montón de españoles se muestra incómodo con el progresismo, esto es, con la batalla ideológica que va ganando Zapatero a favor de una inversión radical del modelo de sociedad. La noche del domingo me acosté triste porque soy muy bondadoso y pensé en el prójimo, pero también esperanzado. Recordé esta frase de Chesterton: “La mejor manera de destruir la utopía es establecerla”.
LO BNUENO DE ESTA SOCIEDAD ES QUE HAY MEDIOS DE COMUNICACION TANTO DE PRENSA,LIBROS,RADIOS Y TELEVISIONES CON DIFERENTES ANALISIS DE LA REALIDAD Y AL GUSTO DEL CONSUMIDOR.ESPERO NO CIERREN NINGUNA,POR SALUD CIUDADANA.Aunque la realidad es mas dura de la que cuentan los medios.
ResponderEliminarCuando veo mi artículo flameando en lo alto del mástil de tu blog, me entra un orgullo enorme. Muchas gracias, Aquilino.
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