En el apéndice de mi libro El mito de Doñana hay un documento que da fe del temprano interés personal que el Generalísimo tuvo por el Coto de Doñana. Ese libro me fue encomendado por don Carlos Robles Piquer, Ministro de Educación en el gabinete de Arias Navarro, último del Régimen del 18 de julio y primero de la Monarquía parlamentaria. La persona más indicada para esa tarea era Miguel Delibes y fue él quien delegó en mí la tarea de defender un espacio natural expuesto a unas amenazas no muy distintas a las que el nuevo estado de cosas representaba para toda la nación española y que el tiempo ha demostrado ser muy ciertas. Franco, pues, ocupa el primer lugar entre los valedores de Doñana, seguido de Robles Piquer, junto a cuyos nombres es de justicia poner el de Alfonso Guerra mientras fue Vicepresidente del Gobierno. No puede decirse lo mismo de todos los Presidentes del Gobierno que han desfilado por el Coto, desde González hasta Rajoy.
Palabras pronunciadas por mí en septiembre de 2009 en la bodega La Concha con motivo del nombramiento por el Excmo. Ayuntamiento de Jerez de la Frontera de Mauricio González-Gordon y Díez, marqués de Bonanza, hijo predilecto de la ciudad y escuchadas con consternación y escándalo por la Excma. Presidenta de la Corporación municipal que, al término del acto, se despidió a la francesa:
. Hace poco
tuve que salir al paso de una información tendenciosa sobre la creación del
Parque Natural de Doñana, que consistía en decir más o menos que el Parque se
hizo a pesar de Franco. Eso es como decir que don Juan Carlos es rey a pesar de
Franco. No falta documentación, gráfica
incluso, que demuestre el interés que el Caudillo se tomó por el Coto gracias
al escrito redactado por don Francisco Bernis que le elevaron los
González.
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