Casa de Pilatos en año bisiesto.
No podía tener mejor remate que la Casa de Pilatos mi
vía crucis literario por las calles de Sevilla. No vuelvo cargado de
antigüedades clásicas como el primer marqués de Tarifa a la vuelta de su viaje
a Tierra Santa con escala en Italia a la ida y a la vuelta, y tampoco con la
seguridad de poder conversar, como él, con Cornelio Tácito, Nicolás Maquiavelo
y Jerónimo Cardano. A los dos primeros los he saludado alguna vez y del último,
mezcla de sabio curalotodo e inventor malabarista en el que no se sabe bien
dónde acaba el álgebra y empieza la magia, lamento no haber tenido ocasión en
su día de hacer su semblanza de hombre del Renacimiento y charlatán, avant
la lettre, de la Ilustración.
(Captatio benevolentiae)
Preside el anfitrión, Excmo. Sr. D. Ignacio Medina y Fdez. de Córdoba, duque de Segorbe, que abrió plaza y dio paso al presentador, Excmo. Sr. D. José Antonio Gómez Marín, compañeros ambos del presentado en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. No llegaron a veinte los héroes de ambos sexos que asistieron a este acto, justo en el umbral del estado de alarma en Sevilla ante esta nueva calamidad que viene a sumarse a la del desbarajuste nacional. Cosas que pasan en años bisiestos, como ya hiciera notar san Vicente Ferrer.
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