Mil y una
"Cien de diez" quiere decir "cien de diez versos" o "décimas", pero también podría titularse "Cien de mil", pues a mil han llegado las décimas del lírico acceso de fiebre padecido por el poeta sevillano Enrique Barrero Rodríguez, seguidor de maestros en la espinela como Fernando Villalón, Adriano del Valle, Luis Cernuda, Juan Sierra, Rafael Laffón, Joaquín Caro Romero y más que no nombro. A esas mil no tengo más remedio que añadir una, con la que Barrero reivindica a los Omeyas frente a los Abbasidas de Las mil y una noches. Ahí va la décima mil y una con la que Enrique Barrero me dedica el presente volumen:
Palabra que, en su verdad,
hiere a veces, incomoda.
Voz firme frente a la moda
de la relatividad.
Prosa exacta, claridad
por esencia en el camino.
Verso firme, adamantino
con belleza y con hondura.
Exigencia, sol y altura,
credenciales de Aquilino.
Palabra que, en su verdad,
hiere a veces, incomoda.
Voz firme frente a la moda
de la relatividad.
Prosa exacta, claridad
por esencia en el camino.
Verso firme, adamantino
con belleza y con hondura.
Exigencia, sol y altura,
credenciales de Aquilino.
ha estado muy torero el autor de esta décima
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