Las crónicas del sochantre



Las crónicas del sochantre

Queimada. Una biografía. Una obra de teatro. Una edición de cuentos. Cunqueiro desanda el camino de Santiago para contar con una legión de seguidores en el sur.

Francisco Correal, sevilla | Actualizado 15.02.2012 - 08:44
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Participantes en el homenaje que se le tributó a Cunqueiro en el Lar Gallego: Enrique Becerra, Antonio Rivero Taravillo, Aquilino Duque, Fernando de Artacho, Eusebio León y Javier Compás, entre otros.

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El fervor que existe en Sevilla por Álvaro Cunqueiro (Mondoñedo, 1911-Vigo, 1981) es uno de esos misterios que verifica la existencia de las meigas. La semana pasada un grupo de incondicionales -lectores y gastrónomos: el lucense es autor de La cocina cristiana de Occidente- se reunieron en el Lar Gallego de Gonzalo Bilbao para recordarlo y leerlo.

Aquilino Duque tenía que elegir: o el homenaje a Cunqueiro, que en dos ocasiones, sin que llegara a fructificar la ofrenda, lo invitó a comer a sus lares, o la presentación de la biografía poética de José Manuel Caballero Bonald, el libro Entreguerras en cuyo bautismo literario participó el poeta y editor Jacobo Cortines.

Los amistosos novillos de Duque a tan cualificados amigos tenía una coherencia literaria: Caballero Bonald y Cortines formaban parte del jurado que en 2007 le dio a Manuel Gregorio González el premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías por la obra Don Álvaro Cunqueiro juglar sombrío. El autor la escribió sin haber puesto los pies en Galicia igual que el sujeto de la biografía ambientó en Bretaña Las crónicas del sochantre (premio de la Crítica en 1959) sin haber pisado esa región francesa en la que Benito Moreno, juglar de El Larguero, estuvo varios años de lector de español.



El salón del Lar Gallego lo presidían retratos de seis presidentes autonómicos: los de la Xunta Fernández Albor, Fraga Iribarne, Pérez Touriño y Núñez Feijóo y los de la Junta Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Galería de armonía y concordia en estos tiempos en los que el Madrid no quiere que el Barça juegue la final de la Copa del Rey en el Bernabéu o que los Sánchez Vicario se tiran los trastos y las raquetas a la cabeza.

La mesa la presidió Javier Compás, presidente del grupo literario Ademán, que leyó un texto enviado por teléfono móvil de Fernando Iwasaki. Si alguien sugiere en una cena bien regada con ribeiros de Ribadavia que va a proceder a la lectura de un relato, lo más normal es que produzca la hilaridad o el estupor de los comensales. Salvo que el relato sea Tristán García, una versión de Tristán e Isolda que leyó Antonio Rivero Taravillo del libro Las Historias Gallegas, recopilación de relatos que Álvaro Cunqueiro escribió para ser leídos en la radio.

El título de ese libro es el mismo del montaje que se presentó en el teatro Central. Unas historias gallegas con textos seleccionados por Manuel Gregorio González e interpretados por Fernando Mansilla. Una propuesta de La Suite. Cunqueiro nació un 28-F del año del 23-F. El fervor sevillano por su obra supera a autores gallegos más mediáticos: a Valle-Inclán, amigo de Juan Belmonte, padre literario de Max Extrella, personaje inspirado en el poeta sevillano Alejandro Sawa; a Camilo José Cela, Nobel de Literatura en 1989, pregonero del Verdeo en Arahal, de la feria del Libro de Castilleja; o a Gonzalo Torrente Ballester, inmortalizado por la cámara de Juantxu Rodríguez en esa foto de intercambio de bastones con Jorge Luis Borges en la terraza del hotel Doña María.

Cunqueiro se agiganta entre minorías. Néstor Luján escribió que Las crónicas del sochantre fue premiado pese a ser el libro menos vendido de los aspirantes al galardón. Un gaitero le puso colofón al enjundioso cenáculo.

Nota bene. Donde dice "Cunqueiro nació un 28-F del año del 23-F" debe decir "Cunqueiro murió, etc." Para que la velada fuera perfecta, coincidió con la fausta noticia de la absolución de la funcionaria municipal que hizo posible que el acto de homenaje a Foxá se celebrara bajo los luceros, como correspondía. Como oficiante en el acto y al tener noticia de su procesamiento, dije que sólo podría yo comparecer como testigo de descargo, pues gracias a ella tuvo el acto un eco local, provincial, regional y nacional que de lo contrario no hubiese tenido. Aquí paz y después gloria.

Comentarios

  1. Cuando ZP nombró a Cesar Antonio Molina pensé; mira por donde ha acertado alguna vez este hombre. Cesar Antonio es una persona culta, sabia y además uno de los seguidores de Cunqueiro mas sobresalientes, pero un año después el presidente del Gobierno lo llamó al despacho y lo destituyó esgrimiendo unos motivos, dice Molina en una entrevista, en la que no se anda con chiquitas, «tan nimios que avergüenzan a quien los dijo».

    Saludos

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  2. Fue mi anfitrión cuando dirigía el Círculo de Bellas Artes donde presenté dos libros con un mes de intervalo entre ambas presentaciones.

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  3. Con admiración y gratitud:

    http://ossariavetus.blogspot.com/2012/02/las-mascaras-furtivas-de-los.html

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