Historia romana

(Pineta Sacchetti)

G e m e l l i

Después del atentado que casi le cuesta 1a vida, Juan Pablo II, como se recordará, ingresó en el Policlínico Gemelli, hospital situado allá por el Trionfale, detrás de la Pineta Sacchetti, donde se le practicaron las primeras curas y permaneció hasta dársele de alta. El Policlínico Gemelli debe su nombre a una fuerte personalidad de la Iglesia, el padre Agostino Gemelli que, después de cursar estudios de Medicina y Biología en Italia y Alemania, ingresó en la Orden Menor de San Francisco y sirvió en la Guerra Europea como capellán castrense destinado al cuartel general del ejército de operaciones. Concluida la guerra, en 1919 fundó Gemelli la Revista de Filosofía Neo-escolástica y en 1921 la Universidad Católica del Sagrado Corazón, de Milán. Fueron él y Giambattista Montini los hombres de Iglesia que más influyeron en la juventud católica italiana, y tal vez a esa influencia se debió el que el grueso de esa juventud se desinteresara de las propuestas políticas de Don Sturzo. Nunca fueron un secreto – todo hay que decirlo - las relaciones “conciliatorias” que Gemelli mantuvo con el fascismo.

Muerto en 1959, no llegó Gemelli a conocer el Concilio Vaticano II, esa caja de Pandora que destapó el Santo Padre Juan XXIII. No quisiera entrar en terrenos en los que doctores tiene la Santa Madre Iglesia, y si me asomo a ellos es porque en ellos veo pontificar a los doctores que también tiene el siglo. Uno de ellos fue el catedrático y poeta José María Valverde que, en unas conferencias pronunciadas en la Fundación March, afirmaba que ... lo más importante del Concilio Vaticano II proviene... de esa puesta en cuestión de la Teología; y ese cristianismo nihilista sigue operando hoy, a pesar del apego de la Iglesia a la denominada "cultura cristiano-occidental”."

(José María Valverde)


No seré yo quien le dé ni quien le quite la razón a Valverde, pero si es que la tiene, se comprende muy bien que Montini, que como Pablo VI tanto luchó por atar lo que su antecesor dejó desatado, denunciara la "autodemolición” de la Iglesia. Esa autodemolición de la Iglesia sería la operación más impor­tante de la autodemolición de la "denominada" cultura cristiano-occidental, de la que la Iglesia era, o es, el baluarte más firme, cosa que entendió muy bien un laico en el doble sentido de la palabra como Benedetto Croce a raíz de la hecatombe europea de 1945. Ante la victoria del Anticristo, Croce vio que el espíritu no tenía más remedio que refugiarse en las posi­ciones que defendía la Iglesia de Roma, y en la defensa de esas posiciones pocos tuvieron la moral de combate de Agostino Gemelli, para quien "la cultura moderna" era "el enemigo más fiero del Cristianismo".

Me figuro que la cultura cristiano-nihilista que Valverde contraponía a la cultura cristiano-occidental se parece bastante a la "cultura moderna" contra la que Gemelli se batió como cristiano. Y es que esa cultura cristiano-­nihilista es en el fondo una cultura pagano-hedonista, como demostraría muy bien Octavio Paz, cultura, o mejor dicho, contracultura, cuya razón de ser es la negación de ciertos valores permanentes que siempre creímos que eran cris­tianos y que tal vez por reivindicarlos y defenderlos fue a parar Juan Pablo II al Policlínico Gemelli.

Roma, abril de 1982

Comentarios

  1. Pues me gustaría que Valverde me hubiera dicho (ya no puede, el pobre) dónde pone el CVII en cuestión la teología, o qué entiende él por cristianismo nihilista. Era un tipo admirable, pero a veces se pasaba de rosca.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares