Cuando la plutocracia andaluza nos muestra sus casas en reportajes coloreados, admiramos sus caballos de bella estampa; sus perros -que como diria el otro, solo les falta hablar-; sus cultivos o sus toros, si son ganaderos, pero, no encontramos esa imagen tan cara del principe ilustrado a la manera Lampedusiana. ¿Tienen libros estos señores? Rompa -o no- ese tópico Sr. Duque por favor.
Manuel Halcón, José y Jesús de las Cuevas, César y José María Pemán, Manuel María González Gordon y descendientes, Juan Pedro Domecq Díez, Vizconde de Almocadén, Marqués de Tamarón, "plutócratas" ilustres e ilustrados.
De D. José Mª Pemán existe una simpática anécdota de fina ironía, que seguro usted conoce: en aquella época que todavia no se habian puesto de moda en nuestra tierra los horribles coros rocieros, estaba el escritor gaditano en San Sebastian, donde como prueba de afecto le acompañaron a ver al famoso Orfeón Donostiarra, después de la actuación preguntaron a Pemán que le habia parecido y si le había gustado; D. José María, viejo degustador del cante flamenco, contestó que si, pero, lo que no se explicaba era: ¿por que cantaban tanta gente si todos cantaban lo mismo?.
Ultimamente esta aumentando el numero de vendimiadores españoles en Francia.
ResponderEliminarCuando la plutocracia andaluza nos muestra sus casas en reportajes coloreados, admiramos sus caballos de bella estampa; sus perros -que como diria el otro, solo les falta hablar-; sus cultivos o sus toros, si son ganaderos, pero, no encontramos esa imagen tan cara del principe ilustrado a la manera Lampedusiana. ¿Tienen libros estos señores?
ResponderEliminarRompa -o no- ese tópico Sr. Duque por favor.
Manuel Halcón, José y Jesús de las Cuevas, César y José María Pemán, Manuel María González Gordon y descendientes, Juan Pedro Domecq Díez, Vizconde de Almocadén, Marqués de Tamarón, "plutócratas" ilustres e ilustrados.
ResponderEliminarDe D. José Mª Pemán existe una simpática anécdota de fina ironía, que seguro usted conoce: en aquella época que todavia no se habian puesto de moda en nuestra tierra los horribles coros rocieros, estaba el escritor gaditano en San Sebastian, donde como prueba de afecto le acompañaron a ver al famoso Orfeón Donostiarra, después de la actuación preguntaron a Pemán que le habia parecido y si le había gustado; D. José María, viejo degustador del cante flamenco, contestó que si, pero, lo que no se explicaba era: ¿por que cantaban tanta gente si todos cantaban lo mismo?.
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